Se ha ido mi abuela
y su pelo blanco
y sus ojos claros
y su piel de alabastro.
Y aunque llevaba ya tiempo dejándonos
siento un gran agujero donde solía estar su presencia.
Mi abuela me quería sin pensarlo
me contaba su vida como su único regalo
me sonreía con ternura
se preocupaba por mí incluso cuando ya no me conocía.
Yo la adoraba
la quería con locura
y no tendría ni que escribirlo
porque ella lo supo siempre en vida.
Mi vida será para siempre testigo de la suya
sus historias mezcladas con las mías
su vejez alumbrándome la infancia
sus besos eternamente repetidos.
No te olvidaremos, abuelita,
porque tú fuiste el comienzo de todos.
No acaban aquí tus historias ni tus sueños
solo cambian de manos.
23 de febrero de 2017