Ha fallecido la abuela paterna de Elena, y bisabuela de Julia...
Es un día muy triste, un día de muerte, un día de tempestad en Inglaterra, un día que nos empuja hacia delante; cuando salí hoy, no de la universidad sino de sus muros, estaba sorprendido y feliz que soplaba tanto el viento. No sabía que tenía nombre, Doris, y que era de una tormenta. Me alegró ver las nubes moverse tan rápidamente, a pesar de sus peso, nubes blancas como el pelo de nuestra Abuela, que recorrió el mundo como el cielo recorre un día, como lo hacemos todos, tan rápidamente.
Hoy, con el viento, también se ha ido del otro lado del horizonte una mujer joven, que estaba caminando casi al lado mío, y que no conocía. Y ya sin caminar, ni siquiera sin esperar, también se fue otra mujer, muy anciana, que en su otra parte del mundo, mediante mi hija, ya era familia mía.
Estoy tan lejos de las dos, a pesar que ambas todavía siguen caminando adelante mío, entre las imágenes del mundo, que parecen no moverse aunque vaya todo tan rápido.
Una está por ser bisabuela, aunque de pocos años, ya muno querida; la otra también está, aunque como familia, ya perdiéndose en la noche de los tiempos que siguen paseando mientras nosotros los estamos recorriendo. Está por el día, está por el gallo que mide el viento, está por las historias que lo rodea, él y sus calles, que también lo rodean, y donde, todos los días, como tormenta o como susurros, nos sopla el viento.